🙏La fe en tiempos modernos ✝️

Hola a todos, el día de hoy quiero compartir mi último análisis personal: una reflexión sobre la fe en el mundo actual, inspirada en Christoph Theobald.

Vivimos en una época donde las religiones conviven, donde la fe en tiempos modernos ya no es impuesta ni heredada automáticamente. La secularización ha transformado profundamente nuestras sociedades, y la libertad individual se ha convertido en el marco principal para decidir si creemos… y cómo creemos. En este contexto, el teólogo Christoph Theobald nos ofrece una propuesta profunda y luminosa en el capítulo 3 de su libro “La Révélation” (La Revelacion), titulado «Croire dans un monde pluriel» (Creer en un mundo plural). Más que una defensa de verdades doctrinales, su reflexión es una invitación a redescubrir la fe como experiencia, como relación viva con el misterio.

Créer en un mundo plural.

Una fe más libre y personal

Theobald parte de un hecho evidente pero difícil de asumir: «la foi ne fait plus partie d’un cadre culturel partagé» (la fe ya no forma parte de un marco cultural compartido). Hoy en día, cada persona debe decidir por sí misma si quiere creer, cómo hacerlo, y con quién compartir esa fe. Esta situación puede parecer una pérdida, pero también es una oportunidad: la posibilidad de vivir una fe más libre, más interior, más personal.

La fe frente al misterio de la vida

Uno de los temas que más me llamó la atención es el que él llama «le voile posé sur le réel» (el velo puesto sobre la realidad). La vida no se nos presenta completamente clara. Hay dudas, silencios, momentos que escapan a nuestra comprensión. Y sin embargo, es justamente ahí donde puede nacer la fe. Creer no es tener todas las respuestas, sino aprender a mirar el misterio que habita la vida. La fe no suprime ese misterio, sino que lo reconoce como un espacio donde Dios se deja entrever.

La revelación como experiencia transformadora

Lo que más me ayudó de este texto fue cambiar mi mirada sobre la Revelación. A menudo pensamos en ella como un conjunto de verdades que hay que aceptar. Pero aquí se nos invita a verla como algo que ocurre, algo que pasa en nuestra propia vida. No como un hecho externo o una noticia religiosa, sino como una experiencia que transforma. Una palabra que nos alcanza dentro de nuestra historia. Creer, entonces, no es repetir ideas, sino dejarse tocar, dejarse leer el mundo de otro modo.

El lugar de la duda

Y que pasa cuando dudamos ? Lejos de ver la duda como un obstáculo, la duda se presenta como una etapa normal del camino de fe. «Le doute n’est pas une faiblesse» (la duda no es una debilidad), sino una forma profunda de tomarse en serio la fe. Hay que reconocer que algunas críticas a la religión, criticas constructivas, pueden ayudarnos a purificar la fe, a liberarla de estructuras o tradiciones que ya no dan vida.

La fe nace en el encuentro

Un aspecto que me pareció grandioso es la importancia que se le da al encuentro con los demás. A veces, la fe despierta no por un gran discurso, sino por el testimonio sencillo y profundo de alguien que cree con coherencia. Se describe a Jesús como «un passeur» (un guía, un acompañante). Me hace pensar en esos creyentes silenciosos que, sin imponer nada, nos abren el corazón al misterio simplemente con sus actos, ni siquiera con sus palabras.

La Iglesia como memoria viva

Y claro, también se habla de la Iglesia. No como una institución perfecta, sino como un lugar de memoria. «L’Église est une communauté de mémoire» (La Iglesia es una comunidad de memoria). La fe necesita palabras, gestos, comunidad, tradicion. Necesitamos contar lo que vivimos, y también recibir las historias de otros. Aunque a veces la Iglesia pueda parecer lejana o difícil, sigue siendo el lugar donde compartimos una esperanza común.

Fe y discernimiento

Al final del capítulo, se insiste en algo que se me quedó grabado: «la foi n’est pas une certitude à posséder, mais un chemin à discerner» (la fe no es una certeza que se posee, sino un camino que se discierne). Es mirar el mundo como lleno de la presencia de Dios, incluso cuando no logramos comprenderlo del todo. Es atreverse a seguir creyendo, incluso en medio de las dudas. La fe no elimina la complejidad de la vida, pero si que nos da una dirección, es como una brújula.

Creer hoy es posible

Después de leer este capítulo, me quedo con una certeza nueva: creer hoy es posible. No porque lo diga una estructura religiosa, sino porque sigue habiendo personas que escuchan, que se abren, que reciben, que comparten. Esta reflexión me inspira a vivir mi fe con más humildad, pero también con más confianza. Me hace ver que Dios no se impone, pero sí se deja encontrar, en lo ordinario, en lo frágil, en lo humano.

Y tú, ¿te has encontrado con ese maravilloso misterio de la fe que no se puede explicar, pero que da sentido a todo?

Te invito a seguir buscando. Porque la fe no es una meta, sino un camino compartido.

Paz y Bien
Roque B.

6 comentarios

  1. Maria Cristina Ramírez medina

    Mis más sinceras felicitaciones Roque Bugarin, coincido total y absolutamente con cada palabra de tu reflexión. Frente a Jesús no basta con decir:” creo en ti” A El, hay que seguirlo, hay que amarlo y hay que hacer de su praxis el centro y motor de nuestra vida para que está tenga un verdadero sentido.

  2. Ana Isabel Martinez Medina

    Muchas felicidades Lacho, exelentes temas para reflexionar, especialmente por la fé, ya las nuevas generaciones no creen en la iglesia y tienen muy poca fé en ella

    • ¡Muchas gracias de verdad! Me alegra que le haya gustado. Sí, es cierto lo que dice, a veces duele ver cómo muchos se alejan o pierden la fe, sobre todo en las nuevas generaciones. Pero creo que justamente ahí está nuestro papel: vivir lo que creemos con alegría y coherencia, para que los demas puedan reencontrarse con Dios. Le mando un fuerte abrazo !

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